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sábado, 20 de octubre de 2012

La inteligencia en la niñez

1. La inteligencia en la niñez: un universo en expansión

La inteligencia en los niños se manifiesta de maneras diversas y fascinantes. Abarca no solo el aprendizaje académico, sino también habilidades emocionales, sociales y creativas. Durante los primeros años de vida, la curiosidad natural y la capacidad de asombro son los motores principales de su desarrollo cognitivo. Estos años son fundamentales porque en ellos los niños no solo absorben información, sino que también construyen los marcos de referencia desde los cuales interpretarán el mundo.

A lo largo de esta etapa de descubrimiento, es importante que los adultos no solo fomenten habilidades cognitivas, sino que también proporcionen un entorno seguro y lleno de calma que permita a los niños explorar sin miedo al juicio o a la presión. Esto conecta con el concepto de ataraxia, al promover un estado mental donde el niño se siente a gusto consigo mismo y libre de ansiedad.

2. Ataraxia: el arte de la serenidad en el aprendizaje

La ataraxia sugiere una paz interior, una serenidad que puede ser crucial para el aprendizaje. Los niños que crecen en un ambiente caracterizado por el estrés o la ansiedad suelen desarrollar mecanismos defensivos que limitan su potencial de aprendizaje y su capacidad de asumir riesgos intelectuales. Al contrario, aquellos niños que se sienten en paz y libres de presiones tienden a explorar con mayor libertad, permitiéndose errores y desafíos sin temor a la crítica.

Para aplicar este principio en el desarrollo infantil, los adultos pueden crear un entorno donde el niño tenga espacio para experimentar, equivocarse y aprender a su propio ritmo. La serenidad y la libertad para explorar generan un estado de tranquilidad, en el cual el niño no solo aprende, sino que disfruta de aprender, sin la carga de expectativas excesivas.

3. Inteligencia emocional y ataraxia: un puente hacia la autorregulación

Otro aspecto crucial de la inteligencia infantil es la inteligencia emocional, que consiste en la capacidad de reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas. La ataraxia puede ser una herramienta valiosa en el desarrollo de esta habilidad, pues enseña al niño la importancia de mantener la calma y de no ser arrastrado por emociones intensas y fugaces. Aprender a tranquilizarse, a reflexionar antes de reaccionar y a comprender los propios sentimientos son pasos esenciales para una inteligencia emocional robusta y equilibrada.

Un niño que desarrolla la habilidad de mantenerse en un estado de serenidad interna puede gestionar mejor situaciones que generen frustración, miedo o tristeza, respondiendo con mayor madurez a los retos que enfrenta en su aprendizaje y sus relaciones interpersonales. Esto a su vez fomenta un entorno en el que el niño puede tomar decisiones informadas y compasivas, tanto para consigo mismo como para con los demás.

4. Cómo fomentar la ataraxia en los niños: consejos prácticos

Incorporar principios de ataraxia en el desarrollo infantil implica prácticas diarias que refuercen la tranquilidad y la autoaceptación. Algunos enfoques prácticos son:

  • Crear espacios de calma y de juego libre: El tiempo sin estructuras rígidas permite que los niños desarrollen su creatividad sin presión. Durante estos momentos, los niños pueden explorar su entorno de manera autónoma y relajada, cultivando así una inteligencia emocional sin las interferencias de la prisa o las expectativas.

  • Inculcar la aceptación de los errores: En lugar de ver los errores como fracasos, enseñemos a los niños que equivocarse es parte fundamental del aprendizaje. Esto reduce el miedo al juicio y fomenta una actitud de serenidad ante los desafíos.

  • Practicar la atención plena: Actividades como la respiración profunda y la meditación guiada pueden introducir al niño en prácticas de relajación que lo ayuden a conectarse con su mundo interior. Incluso pequeños ejercicios de respiración antes de un examen o de una actividad difícil pueden traer calma y ayudarlo a enfocarse.

  • Valorar la empatía y la autocompasión: Fomentar la empatía y la comprensión en las relaciones les enseña a los niños a interactuar desde un lugar de respeto y calma. Al ayudarlos a reconocer las emociones en los demás y en sí mismos, estamos promoviendo un ambiente de tranquilidad y cooperación, elementos clave de la ataraxia.

5. Ataraxia e inteligencia infantil: una unión necesaria para el bienestar

A medida que los niños crecen y navegan por un mundo cada vez más acelerado, un enfoque que combine la inteligencia con la ataraxia puede ofrecerles una sólida base para enfrentar los retos de la vida con calma, empatía y resiliencia. En última instancia, el desarrollo de una inteligencia enraizada en la tranquilidad y la autoaceptación permite a los niños experimentar una sensación de bienestar que va más allá de logros académicos o sociales. Se convierte en un recurso interno de serenidad que les servirá durante toda la vida, ayudándolos a ser no solo más inteligentes, sino también más humanos.











No sé a quién se le ocurrió que como los niños son “chiquitos”, sus ideas –y su potencial también lo son. Quizá porque su ropa es pequeña, comen poquito y tienen unas manitas diminutas, alguien dedujo que no pueden pensar ni hacer nada en grande.


Glenn Doman (2001) dice que el cerebro crece con el uso, y que la función que le demos desde la infancia temprana, determinará en gran manera su estructura. Pruebas científicas han demostrado que, efectivamente, ciertas partes en la corteza cerebral aumentan de tamaño físico conforme más se ejecutan las funciones de las que son responsables. (Ratey, 2002) En pocas palabras, un ambiente enriquecido creará la estructura cerebral para responder e interactuar con dicho ambiente.



Otra manera de desarrollar la inteligencia de nuestros niños es a través del lenguaje. Se ha comprobado que los niños cuyo léxico es más completo, aprenden a leer y comprenden mejor su lectura que aquellos con un vocabulario más reducido (Pappano, 2008) Este enriquecimiento del lenguaje debe presentarse desde el preescolar, incluso desde los primeros años de vida. Sin embargo, un porcentaje importante de padres y maestros tienden a “sobresimplificar” sus interacciones orales con los niños, nuevamente quizá porque predomina la idea de que como son “chiquitos”, entienden “poquito”. Pero si bien es cierto que un niño no comprenderá el significado de la palabra “ataraxia”, la primera vez que la escuche, si se le expone a ella con frecuencia y en una diversidad de situaciones, muy pronto pasará a formar parte de su repertorio léxico ocupando su lugar junto a otros conceptos como felicidad, pelota, galleta, tigre, tristeza o compartir. Por cierto, para los adultos que tampoco sabían el significado de la palabra ataraxia, ésta se refiere a la tranquilidad máxima del alma. Ahora utilízala unas 13 o 15 veces y la harás tuya (la palabra concepto, por supuesto. La ataraxia en sí nos costará un poco más de esfuerzo, sobre todo en esta época de crisis).

Aquí hay una serie de consejos para favorecer el desarrollo cerebral óptimo en nuestros hijos:

--‐ Así como eres cuidadosa para elegir los mejores alimentos para tu hijo, procurando no sólo que sean nutritivos sino además preparados con atractivo visual y gustativo, fíjate también en la calidad, cantidad y presentación de los estímulos intelectuales que recibe. Se trata de nutrir su cerebro. Pregúntate todos los días: ¿Cómo voy a alimentar hoy el cerebro de mi niño? Preséntale experiencias ricas y variadas, así como información organizada y pertinente.


--‐ Dale amplias oportunidades a tu hijo para el desarrollo neuromotor. La actividad física tiene repercusiones positivas no sólo en el cuerpo, sino también en el cerebro, específicamente en las áreas que se encargan de integrar (procesar) la información recibida del medio.

Además, se logra una mejor oxigenación, que favorece no sólo al cerebro sino al resto del organismo.

--‐ Habla, habla, habla. No dejes de hablar, todo el tiempo, con tu hijo, por muy pequeño que sea. Utiliza un vocabulario extenso y estimulante. Si hablas otro idioma, úsalo también con tu hijo. Lee con él todos los días, una gran variedad de textos: poemas, cuentos, pero también noticas del diario, instructivos y recetas de cocina. Y si eres intrépida y tienes un poco de tiempo, enséñale a leer desde pequeñito. No le hará daño, al contrario, le abrirá las puertas del conocimiento. Puedes usar el libro “Cómo enseñar a leer a tu bebé” de Glenn Doman, como manual de cabecera o como inspiración.


--‐ Cree en tu hijo. Nunca permitas que nadie te haga dudar de su propia valía y capacidad.

Las expectativas que tengas sobre su potencial serán determinantes para su desarrollo.

Escúchalo, aún cuando todavía no sepa hablar, o cuando hable tanto que te maree. Por que recuerda, los pequeños logros y las grandes hazañas, todos surgieron alguna vez de una idea, y las cabezas pequeñas tienen grandes ideas.

Te dejo una lectura, espero que la aprecies:



Eres una maravilla

Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único del universo, un momento que jamás volverá... Y ¿qué es lo que enseñamos a nuestros hijos?

Pues, les enseñamos que dos y dos son cuatro, que París es la capital de Francia.

¿Cuándo les enseñaremos, además, lo que son?

A cada uno de ellos deberíamos decirle: ¿Sabes lo que eres? Eres una maravilla. Eres único. Nunca antes ha habido ningún otro niño como tú. Con tus piernas, con tus brazos, con la habilidad de tus dedos, con tu manera de moverte.

Quizá llegues a ser un Shakespeare, un Miguel Ángel, un Beethoven. Tienes todas las capacidades. Sí, eres una maravilla. Y cuando crezcas, ¿serás capaz de hacer daño a otro que sea, como tú, una maravilla? Debes esforzarte —como todos debemos esforzarnos— por hacer el mundo digno de sus hijos.

Pau Casals

2 comentarios:

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Carta a Santa Navidad Rojo Verde de Olga Torres Espichan