google.com, pub-0103185718776487, DIRECT, f08c47fec0942fa0 LINDASCARATULAS.BLOGSPOT.COM: octubre 2012

jueves, 25 de octubre de 2012

DISEÑO GRAFICO DONDE ESTÁN LOS POETAS?

Para mi el mejor poema que conozco es La Amada inmóvil, de Amado Nervo o COBARDIA, también de Amado; en mi lista agregaría al  El Poema 20 de Pablo Neruda, y El Poema 15 también de Neruda, La Rima LIII de Bécquer, Federico Barreto tiene varios que sin duda son los favorito de muchos como,  su poema El Beso, o Antes que Tú, son famosísimos, y tan distintos que se me hace difícil creer que son del mismo autor; no podemos dejar de lado a Cesar Vallejo - Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Esta frase en su poema Los Heraldos Negros, siempre me gustó aún ahora me gusta; Piedra Negra sobre piedra blanca; La Masa; sobre todo La Masa, la primera vez que llego a mi este poema en el salón de clases nos causo mucha risa y el profesor nos regaño; se tomo el tiempo de explicarnos, de la forma que solo un verdadero  maestro por vocación  puede hacer y entonces lo comprendí, gracias Vallejo por este poema…!!!


Tristitia de Abraham Valdelomar, tengo referencias de que este autor era un engreído, pero aunque lo escuche mil veces, nunca voy a creerlo nadie que es capaz de escribir un poema como este, podría ser un engreído.


Jose Angel Buesa tiene una gran cantidad de poemas, de los cuales elegir, no puedo coincidir con la preferencia de todos pero El Poema de Despedida, cerro varios capítulos de mi vida, y es sin duda el segundo de mis favoritos; “Como has cambiado pelona”, siempre repetimos esta frase, casi como un modismo, cuando las personas que un día conocimos sencillas de pronto cambiaron; el poema  le pertenece a Nicomedes Santa Cruz,  un gran poeta, por decirlo menos genial, genial!!





Dejo fuera de este articulo a muchos poetas y muchos poemas que merecen la pena nombrarse; porque no escribí este post  buscando el Mejor Poema del Mundo; los escribe ante pregunta ¿Y que paso con los poetas?; nacen cada día millones de niños en el Mundo, algunos con talentos innatos para la música, el canto, el ajedrez, el baile, en fin, ¿qué sucede en  el mundo?, por qué ya no nacen  poetas, y si no nacen, ¿por qué no se hacen sobre marcha poetas?, es acaso que ser poeta ya no es rentable?,  o es peor aún, que ya no tenemos románticos?, los que aman tristes, desesperados y locos; los que tienen miedo de abrir sus heridas que suelen sangrar; los que dicen cosas como esta:

 

¿Quieres que hablemos? Está bien empieza:
Habla a mi corazón como otros días...
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?....

Esta noche de lluvia, triste y callada, me consuela pensar que en algún lugar, algún poeta escribe a su amada y espera ser descubierto.

Les dejo algunos de los poemas que menciono en este artículo, por si no los conocen; para que tengas palabras dulces que decirles a sus amadas, esto me trae recuerdos, de cuando molestábamos a mi sobrino y le decíamos, dile palabras dulces a tu enamorada, como por ejemplo que su cabeza parece un algodón de dulce o sus piernitas flacas bastoncitos de caramelo.



COBARDÍA

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza
de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...

Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirada azul!

Quedé como en éxtasis... Con febril premura,
«¡Síguela!», gritaron cuerpo y alma al par.

...Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la dejé pasar!



LA AMADA INMÓVIL:

¡EN ESTA vida no la supe amar!
Dame otra vida para reparar,
¡oh Dios!, mis omisiones,
para amarla con tantos corazones
como tuve en mis cuerpos anteriores;
para colmar de flores,
de risas y de gloria sus instantes;
para cuajar su pecho de diamantes
y en la red de sus labios dejar presos
los enjambres de besos
que no le di en las horas ya perdidas...
Si es cierto que vivimos muchas vidas
(conforme a la creencia
teosófica), Señor, otra existencia
de limosna te pido
para quererla más que la he querido,
para que en ella nuestras almas sean
tan una, que las gentes que nos vean
en éxtasis perenne ir hacia Dios
digan: "¡Como se quieren esos dos!"
A la vez que nosotros murmuramos
con un instinto lúcido y profundo
(mientras que nos besamos
como locos): "¡Quizá ya nos amamos
con este mismo amor en otro mundo!"


EL BESO

Con candoroso embeleso
y rebozando alegría,
me pides morena mía
que te diga... ¿Qué es un beso?

Un beso es el eco suave de un canto,
que más que canto es un himno sacrosanto
que imitar no puede el ave.

Un beso es el dulce idioma
con que hablan dos corazones,
que mezclan sus impresiones
como las flores su aroma.

Un beso es...no seas loca...
¿Por qué me preguntas eso?
¡Junta tu boca a mi boca
y sabrás lo que es un beso!


RIMA LIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!


ANTES QUE TU

Sonríes, al pasar, con ironía
Porque me juzgas un rival vencido…
¡Imbécil! la mujer que has elegido,
antes que fuera tuya, ha sido mía.

 En sus labios de rosa bebí un día
La esencia del licor apetecido
¿Y tú de qué te ríes? ¿qué has bebido?
¡Las sombras de la copa de ambrosía!
 Ella probó en mis brazos la ventura.
Para mi fue flor de su hermosura.
Yo fui sábelo bien su primer hombre.
 
¿Hoy la posees? No me causas enojos
cuando la besas tú, cierra los ojos
y, bajando la voz dice mi nombre…



POEMA DE LA DESPEDIDA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.



A COCACHOS APRENDÍ

A cocachos aprendí
mi labor de colegial
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací.

Tener primaria completa
era raro en mi niñez
(nos sentábamos de a tres
en una sola carpeta).
Yo creo que la palmeta
la inventaron para mí,
de la vez que una rompí
me apodaron “mano´e fierro”,
y por ser tan mataperro
a cocachos aprendí.

Juguetón de nacimiento,
por dedicarme al recreo
sacaba Diez en Aseo
y Once en Aprovechamiento.
De la Conducta ni cuento
pues, para colmo de mal
era mi voz general
“¡chócala pa la salida!”
dejando a veces perdida
mi labor de colegial.

¡Campeón en lingo y bolero!
¡Rey del trompo con huaraca!
¡Mago haciéndome “la vaca”
y en bolitas, el primero...!
En Aritmética, Cero.
En Geografía, igual.
Doce en examen oral,
Trece en examen escrito.
Si no me “soplan” repito
en el Colegio Fiscal.

Con esa nota mezquina
terminé mi Quinto al tranco,
tiré el guardapolvo blanco
(de costalitos de harina).
Y hoy, parado en una esquina
lloro el tiempo que perdí:
los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
Yo no aproveché el Colegio
del barrio donde nací...





COMO HAS CAMBIADO PELONA

Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería
.

Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,
y tu cabeza de bruja
la amarraste con peinetas.
Por no engordar sigues dietas
y estás flaca y hocicona.
Imitando a tu patrona
has aprendido a fumar.
Hasta en el modo de andar
cómo has cambiado, pelona.

Usas reloj de pulsera
y no sabes ver la hora.
Cuando un negro te enamora
le tiras con la cartera.
¡Qué...! ¿También usas polvera?
permite que me sonría
¿Qué polvos se pone usía?:
¿ocre? ¿rosado? ¿rachel?
o le pones a tu piel
cisco de carbonería.

Te pintaste hasta el meñique
porque un blanco te miró
«¡Francica, botá frifró
que son comé venarique...!»
Perdona que te critique,
y si me río, perdona.
Antes eras tan pintona
con tu traje de percala
y hoy, por dártela de mala
te has vuelto una negra mona.

Deja ese estilo bellaco,
vuelve a ser la misma de antes.
Menos polvos, menos guantes,
menos humo de tabaco.
Vuelve con tu negro flaco
que te adora todavía
Y si no, la policía
te va a llevar de la jeta
por dártela de coqueta
con tanta huachafería.


lunes, 22 de octubre de 2012

CARATULAS DE ANGELES

¿Alguna vez has visto un ángel? Bueno, quizás nunca hayas visto uno con alas y luz divina, pero seguro que sí has observado a tus hijos dormir. En esos momentos, cuando el mundo se aquieta y todo parece en paz, es como si estuvieras mirando la más pura y dulce manifestación de la ternura.

Prueba a contarles un cuento hasta que el sueño les cierre los ojos, y justo antes de que se sumerjan en sus sueños, susúrrales algo gracioso. Verás una sonrisa que ilumina su carita incluso mientras duermen, un instante tan hermoso que se convierte en un recuerdo eterno. Es como una fotografía que se graba en el corazón y te acompaña siempre, esa visión de la inocencia pura y de la belleza en su estado más simple.

Al contemplar esa sonrisa dormida, te sientes de inmediato transformado; de repente eres más generoso, amable y pleno de paz. Hoy, recordando ese momento, quiero compartir esta alegría contigo. Si todos pudiéramos ver la dulzura de una sonrisa infantil mientras duerme, seguramente olvidaremos las dificultades y tristezas de la vida, sintiendo esa misma calma que llena mi ser ahora. Respiro profundamente y pienso: ahhh, el mundo no podría ser más perfecto.

Como padres, aspiramos siempre a su felicidad y éxito. Recuerdo que mi madre, cuando yo era pequeña, solía decirme: “La única herencia que puedo dejarte es la educación. Todo lo que pongas en tu cabecita será tuyo para siempre, y nadie podrá arrebatártelo.” Porque más allá de calificaciones o logros, nuestra mayor esperanza es que encuentren en el conocimiento la llave a una vida plena. Y es allí, entre sueños dulces y el valor de sus aprendizajes, donde reside nuestra mayor felicidad.


Te dejo un ejemplo de como una sonrisa le salvo la vida a un gran hombre:

Muchos conocen bien El principito, un libro maravilloso escrito por Antoine de Saint-Exupéry. Es un libro que, sin dejar de ser un cuento para niños, es también un recurso maravilloso para estimular el pensamiento en los  adultos. Muchos menos son los que tienen conocimiento de otros escritos, novelas y cuentos del autor.
Saint-Exupéry era un piloto de caza que luchó contra los nazis y murió en acción. Antes de la segunda guerra mundial, luchó contra los fascistas en la guerra civil española. A partir de aquella experiencia escribió un cuento fascinante con el título de La sonrisa. Aunque no está claro si la intención del autor era escribir un texto autobiográfico o de ficción, yo prefiero creer en la primera posibilidad.
Cuenta el autor que, capturado por el enemigo, lo confinaron en una celda.
Por las miradas desdeñosas y el rudo tratamiento que recibió de sus carceleros, estaba seguro de que al día siguiente lo ejecutarían.
«Estaba seguro de que me matarían, y me fui poniendo tremendamente inquieto y  nervioso. Repasé mis bolsillos en busca de algún cigarrillo que pudiera haber quedado en ellos pese al registro y encontré uno que, con manos temblorosas, apenas pude llevarme a los labios. Pero no tenía fósforos; eso sí se lo habían llevado.
»Por entre los barrotes miré a mi carcelero, que evitaba mantener contacto conmigo. Después de todo, nadie intenta mirar a los ojos a una cosa, a un cadáver. Decidí  preguntarle:
»—¿Tiene fuego, por favor?
»Me miró, se encogió de hombros y se acercó a encenderme el cigarrillo.
»Mientras se acercaba para encender el fósforo, sin intención alguna, nuestros ojos se cruzaron. En ese momento, sin saber por qué, le sonreí. Quizá fuera por nerviosismo, tal vez porque cuando dos personas están muy cerca una de otra es muy difícil no sonreír. En todo caso, le sonreí. En ese instante fue como si se encendiera una chispa en nuestros corazones, en nuestras almas: éramos humanos. Sé que aunque él no lo quería, mi sonrisa pasó a través de los barrotes y provocó otra sonrisa en sus labios. Me encendió el cigarrillo y se quedó cerca, mirándome directamente a los ojos, sin dejar de sonreír.
»También yo seguí sonriéndole; ahora ya lo veía como a una persona, no como a un simple carcelero. Pareció como si el hecho de que me mirara hubiera cobrado también una nueva dimensión.
»—¿Tienes hijos? —me preguntó.
»—Si, mira.
»Saqué la cañera y busqué las fotos de mi familia. Él también sacó las fotos de sus hijos y empezó a hablar de los planes y las esperanzas que ellos le inspiraban. A mí se me lenaron los ojos de lágrimas. Le dije que temía no volver a ver nunca a mi familia, no poder llegar a verlos crecer. A él también se le humedecieron los ojos.
»De pronto, sin decir nada más, abrió la puerta y sin añadir palabra me guió hacia la salida. Ya fuera de la cárcel, silenciosamente y por callejas apartadas, me condujo fuera de la ciudad. Allí, ya casi en el límite, me dejó en libertad y, sin una palabra más, regresó.
»Aquella sonrisa me había salvado la vida.



Ah, la sonrisa... ese contacto espontáneo y natural entre las personas que trasciende toda afectación. Es algo que menciono en mi trabajo porque quiero invitar a la reflexión: ¿qué sucede si miramos más allá de las defensas que construimos con tanto esmero? Esas capas de protección que, día a día, levantamos para salvaguardar nuestra dignidad, nuestros títulos, estatus y el modo en que deseamos ser percibidos. Si logramos despojarnos de ellas, ¿qué encontramos? La respuesta es simple y profunda: encontramos nuestra esencia, nuestra alma.

No temo llamarlo alma, porque creo sinceramente que si esa parte genuina de ti y de mí pudiera reconocerse, veríamos en el otro algo familiar, algo imposible de odiar, envidiar o temer. A veces pienso, con cierta tristeza, que estas capas que acumulamos a lo largo de la vida nos distancian cada vez más, hasta el punto de que el contacto auténtico se vuelve raro, casi inalcanzable. Sin embargo, existe un destello de esperanza en esa conexión profunda que Antoine de Saint-Exupéry describe como un momento mágico, cuando dos almas se reconocen.

He tenido apenas algunos momentos así en mi vida, y esos pocos han sido suficientes para transformar mi perspectiva. Enamorarse, por ejemplo, es uno de ellos; otro es la experiencia de mirar a un bebé. ¿Por qué, al ver a un bebé, sentimos una sonrisa surgiendo de forma natural? Tal vez porque en esos ojos inocentes reconocemos a alguien sin máscaras, sin defensas; alguien que, cuando nos sonríe, lo hace con una autenticidad desarmante. Esa pureza toca algo que aún llevamos dentro, esa alma de niño que, al ver una sonrisa genuina, se despierta y responde con un agradecimiento melancólico, como un eco de quienes fuimos y de lo que, en el fondo, nunca hemos dejado de ser.

sábado, 20 de octubre de 2012

La inteligencia en la niñez

1. La inteligencia en la niñez: un universo en expansión

La inteligencia en los niños se manifiesta de maneras diversas y fascinantes. Abarca no solo el aprendizaje académico, sino también habilidades emocionales, sociales y creativas. Durante los primeros años de vida, la curiosidad natural y la capacidad de asombro son los motores principales de su desarrollo cognitivo. Estos años son fundamentales porque en ellos los niños no solo absorben información, sino que también construyen los marcos de referencia desde los cuales interpretarán el mundo.

A lo largo de esta etapa de descubrimiento, es importante que los adultos no solo fomenten habilidades cognitivas, sino que también proporcionen un entorno seguro y lleno de calma que permita a los niños explorar sin miedo al juicio o a la presión. Esto conecta con el concepto de ataraxia, al promover un estado mental donde el niño se siente a gusto consigo mismo y libre de ansiedad.

2. Ataraxia: el arte de la serenidad en el aprendizaje

La ataraxia sugiere una paz interior, una serenidad que puede ser crucial para el aprendizaje. Los niños que crecen en un ambiente caracterizado por el estrés o la ansiedad suelen desarrollar mecanismos defensivos que limitan su potencial de aprendizaje y su capacidad de asumir riesgos intelectuales. Al contrario, aquellos niños que se sienten en paz y libres de presiones tienden a explorar con mayor libertad, permitiéndose errores y desafíos sin temor a la crítica.

Para aplicar este principio en el desarrollo infantil, los adultos pueden crear un entorno donde el niño tenga espacio para experimentar, equivocarse y aprender a su propio ritmo. La serenidad y la libertad para explorar generan un estado de tranquilidad, en el cual el niño no solo aprende, sino que disfruta de aprender, sin la carga de expectativas excesivas.

3. Inteligencia emocional y ataraxia: un puente hacia la autorregulación

Otro aspecto crucial de la inteligencia infantil es la inteligencia emocional, que consiste en la capacidad de reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas. La ataraxia puede ser una herramienta valiosa en el desarrollo de esta habilidad, pues enseña al niño la importancia de mantener la calma y de no ser arrastrado por emociones intensas y fugaces. Aprender a tranquilizarse, a reflexionar antes de reaccionar y a comprender los propios sentimientos son pasos esenciales para una inteligencia emocional robusta y equilibrada.

Un niño que desarrolla la habilidad de mantenerse en un estado de serenidad interna puede gestionar mejor situaciones que generen frustración, miedo o tristeza, respondiendo con mayor madurez a los retos que enfrenta en su aprendizaje y sus relaciones interpersonales. Esto a su vez fomenta un entorno en el que el niño puede tomar decisiones informadas y compasivas, tanto para consigo mismo como para con los demás.

4. Cómo fomentar la ataraxia en los niños: consejos prácticos

Incorporar principios de ataraxia en el desarrollo infantil implica prácticas diarias que refuercen la tranquilidad y la autoaceptación. Algunos enfoques prácticos son:

  • Crear espacios de calma y de juego libre: El tiempo sin estructuras rígidas permite que los niños desarrollen su creatividad sin presión. Durante estos momentos, los niños pueden explorar su entorno de manera autónoma y relajada, cultivando así una inteligencia emocional sin las interferencias de la prisa o las expectativas.

  • Inculcar la aceptación de los errores: En lugar de ver los errores como fracasos, enseñemos a los niños que equivocarse es parte fundamental del aprendizaje. Esto reduce el miedo al juicio y fomenta una actitud de serenidad ante los desafíos.

  • Practicar la atención plena: Actividades como la respiración profunda y la meditación guiada pueden introducir al niño en prácticas de relajación que lo ayuden a conectarse con su mundo interior. Incluso pequeños ejercicios de respiración antes de un examen o de una actividad difícil pueden traer calma y ayudarlo a enfocarse.

  • Valorar la empatía y la autocompasión: Fomentar la empatía y la comprensión en las relaciones les enseña a los niños a interactuar desde un lugar de respeto y calma. Al ayudarlos a reconocer las emociones en los demás y en sí mismos, estamos promoviendo un ambiente de tranquilidad y cooperación, elementos clave de la ataraxia.

5. Ataraxia e inteligencia infantil: una unión necesaria para el bienestar

A medida que los niños crecen y navegan por un mundo cada vez más acelerado, un enfoque que combine la inteligencia con la ataraxia puede ofrecerles una sólida base para enfrentar los retos de la vida con calma, empatía y resiliencia. En última instancia, el desarrollo de una inteligencia enraizada en la tranquilidad y la autoaceptación permite a los niños experimentar una sensación de bienestar que va más allá de logros académicos o sociales. Se convierte en un recurso interno de serenidad que les servirá durante toda la vida, ayudándolos a ser no solo más inteligentes, sino también más humanos.











No sé a quién se le ocurrió que como los niños son “chiquitos”, sus ideas –y su potencial también lo son. Quizá porque su ropa es pequeña, comen poquito y tienen unas manitas diminutas, alguien dedujo que no pueden pensar ni hacer nada en grande.


Glenn Doman (2001) dice que el cerebro crece con el uso, y que la función que le demos desde la infancia temprana, determinará en gran manera su estructura. Pruebas científicas han demostrado que, efectivamente, ciertas partes en la corteza cerebral aumentan de tamaño físico conforme más se ejecutan las funciones de las que son responsables. (Ratey, 2002) En pocas palabras, un ambiente enriquecido creará la estructura cerebral para responder e interactuar con dicho ambiente.



Otra manera de desarrollar la inteligencia de nuestros niños es a través del lenguaje. Se ha comprobado que los niños cuyo léxico es más completo, aprenden a leer y comprenden mejor su lectura que aquellos con un vocabulario más reducido (Pappano, 2008) Este enriquecimiento del lenguaje debe presentarse desde el preescolar, incluso desde los primeros años de vida. Sin embargo, un porcentaje importante de padres y maestros tienden a “sobresimplificar” sus interacciones orales con los niños, nuevamente quizá porque predomina la idea de que como son “chiquitos”, entienden “poquito”. Pero si bien es cierto que un niño no comprenderá el significado de la palabra “ataraxia”, la primera vez que la escuche, si se le expone a ella con frecuencia y en una diversidad de situaciones, muy pronto pasará a formar parte de su repertorio léxico ocupando su lugar junto a otros conceptos como felicidad, pelota, galleta, tigre, tristeza o compartir. Por cierto, para los adultos que tampoco sabían el significado de la palabra ataraxia, ésta se refiere a la tranquilidad máxima del alma. Ahora utilízala unas 13 o 15 veces y la harás tuya (la palabra concepto, por supuesto. La ataraxia en sí nos costará un poco más de esfuerzo, sobre todo en esta época de crisis).

Aquí hay una serie de consejos para favorecer el desarrollo cerebral óptimo en nuestros hijos:

--‐ Así como eres cuidadosa para elegir los mejores alimentos para tu hijo, procurando no sólo que sean nutritivos sino además preparados con atractivo visual y gustativo, fíjate también en la calidad, cantidad y presentación de los estímulos intelectuales que recibe. Se trata de nutrir su cerebro. Pregúntate todos los días: ¿Cómo voy a alimentar hoy el cerebro de mi niño? Preséntale experiencias ricas y variadas, así como información organizada y pertinente.


--‐ Dale amplias oportunidades a tu hijo para el desarrollo neuromotor. La actividad física tiene repercusiones positivas no sólo en el cuerpo, sino también en el cerebro, específicamente en las áreas que se encargan de integrar (procesar) la información recibida del medio.

Además, se logra una mejor oxigenación, que favorece no sólo al cerebro sino al resto del organismo.

--‐ Habla, habla, habla. No dejes de hablar, todo el tiempo, con tu hijo, por muy pequeño que sea. Utiliza un vocabulario extenso y estimulante. Si hablas otro idioma, úsalo también con tu hijo. Lee con él todos los días, una gran variedad de textos: poemas, cuentos, pero también noticas del diario, instructivos y recetas de cocina. Y si eres intrépida y tienes un poco de tiempo, enséñale a leer desde pequeñito. No le hará daño, al contrario, le abrirá las puertas del conocimiento. Puedes usar el libro “Cómo enseñar a leer a tu bebé” de Glenn Doman, como manual de cabecera o como inspiración.


--‐ Cree en tu hijo. Nunca permitas que nadie te haga dudar de su propia valía y capacidad.

Las expectativas que tengas sobre su potencial serán determinantes para su desarrollo.

Escúchalo, aún cuando todavía no sepa hablar, o cuando hable tanto que te maree. Por que recuerda, los pequeños logros y las grandes hazañas, todos surgieron alguna vez de una idea, y las cabezas pequeñas tienen grandes ideas.

Te dejo una lectura, espero que la aprecies:



Eres una maravilla

Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único del universo, un momento que jamás volverá... Y ¿qué es lo que enseñamos a nuestros hijos?

Pues, les enseñamos que dos y dos son cuatro, que París es la capital de Francia.

¿Cuándo les enseñaremos, además, lo que son?

A cada uno de ellos deberíamos decirle: ¿Sabes lo que eres? Eres una maravilla. Eres único. Nunca antes ha habido ningún otro niño como tú. Con tus piernas, con tus brazos, con la habilidad de tus dedos, con tu manera de moverte.

Quizá llegues a ser un Shakespeare, un Miguel Ángel, un Beethoven. Tienes todas las capacidades. Sí, eres una maravilla. Y cuando crezcas, ¿serás capaz de hacer daño a otro que sea, como tú, una maravilla? Debes esforzarte —como todos debemos esforzarnos— por hacer el mundo digno de sus hijos.

Pau Casals

Carta a Santa Navidad Rojo Verde de Olga Torres Espichan